Los anticonceptivos hormonales contienen una pequeña cantidad de estrógeno sintético y progestina (un análogo artificial de la hormona progesterona) o simplemente progestina. El efecto de estas hormonas en el cuerpo cambia la formación y función de las hormonas naturales.
Los anticonceptivos hormonales crean alguno de los siguientes obstáculos (o su combinación) para el embarazo:
Antes de comenzar la anticoncepción hormonal se debe consultar a un médico porque tiene una serie de contraindicaciones para el embarazo si tienes sobrepeso, si eres fumadora o si eres propensa a que se te formen coágulos de sangre en los vasos sanguíneos, etc.
La anticoncepción hormonal a corto plazo se debe usar diariamente, semanalmente o mensualmente según el método elegido. Estos incluyen el anillo vaginal y el parche anticonceptivo, pero el método más común sigue siendo la anticoncepción oral: la píldora.
Los efectos de la anticoncepción a largo plazo dependen de su tipo y pueden durar semanas, meses o años, y proporciona mayor seguridad en comparación con la anticoncepción a corto plazo. Los anticonceptivos de largo plazo que impiden el embarazo son inyecciones, el implante anticonceptivo y el llamado sistema intrauterino (DIU) o espiral.
También está disponible la anticoncepción de emergencia, que se usa inmediatamente después del sexo sin protección o, por ejemplo, cuando se rompe el preservativo.
Ninguna de las formas de anticoncepción hormonal protege contra las enfermedades de transmisión sexual.
Si quieres conocer la efectividad, los pros y los contras de cada método y encontrar el que más te convenga, así como saber en cuánto tiempo después del parto te puedes quedar embarazada de nuevo, lee un artículo exhaustivo sobre la anticoncepción hormonal en inglés aquí.
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